75- Teléfono en Villanueva, y otras conexiones
Por Miguel-A. Cibrián.

Incluir en este serial historiador sobre Villanueva el tema de la llegada del teléfono al pueblo estaba en mi mente, pero poco a poco se ha ido retrasando. Luego, para hacerlo un poquito más largo, ideé añadir lo de 'y otras conexiones'... y se fue retrasando aún más, porque ahí mis ideas han patinado un poco, y siguen patinando. Y es que no es mismo hablar, que tener razón. Y, aunque suelo pecar de hablar poco, mejor dicho nada, en alguna ocasión sí he sacado, por escrito, los pies del tiesto, sin estar seguro de cuanto decía.

Ahora ya no queda más remedio que coger el rábano por las hojas, y abordar esa temática retrasada por dos veces. En realidad, es el último capítulo del serial que me queda por escribir. Quedar, quedan más, pero serán colaboraciones, ya acordadas, de otros autores. ¡Ganas tengo de acabar, pues una tarea tan simple como el tecleo, se ha convertido para mí en un suplicio! Ya sé que me diréis que vaya poco a poco, pero no tengo paciencia. Y lo peor es que sé que las vacaciones me van a sentar peor que el trabajo: Heredé los genes de currante del tío Pablo (mi abuelo).

Foto de Beatriz Rodrigo

No sé exactamente cuándo llegó el teléfono a Villanueva. Durante el curso 1965-66 estuve durante 9 meses seguidos, sin vacaciones intermedias, con los frailes benedictinos de Santo Domingo de Silos, y no había teléfono en Villanueva. Por tanto, la única comunicación que tuve con mi familia en dicho periodo de tiempo, fue por cartas con mi madre. De ello, deduzco que la llegada del teléfono tuvo lugar ya cerca de 1970...

Tampoco fue un acontecimiento del otro jueves: Las deficitarias tecnologías del momento hacían poco viable el uso telefónico. Todo eran trabajadoras "operadoras" cambiando clavijas. O sea, un lío, porque para telefonear a alguien concreto había que llamar antes a una o dos centralitas. Además era un servicio caro... demasiado caro para gentes, que, como hemos dicho en este serial, estaban saliendo del autoconsumo.

La centralita telefónica de Villanueva estaba en el bar... atendida por la difunta señora Luz Cosgaya, y funcionaba, sobre todo, en forma de avisos. Es decir, ella se desplazaba a tu casa para decirte algo así como: "Ha telefoneado "XX" y me ha dicho que te diga que ... ...". Y si la cosa era más larga, te ponían lo llamado 'un aviso de conferencia: Entonces, la señora Luz iba a tu casa a decirte que: "a las ... te va a telefonear "XX"". Y si eras tú quien quería telefonear, menos mal que la señora Luz te echaba una mano, porque lo más fácil era que, aparte de acomplejarte ante tal aparato, encontrarte antes con un par de operadoras con su "espere, que le cambio de línea", o "éste es el departamento de... ..., ahora le pongo con "XX"".

Tampoco tengo muy claro cuándo implantaron en Villanueva los teléfonos fijos en los hogares. Para entonces ya habían comenzado mis dificultades auditivas, y me sentía incómodo hablando por estos chismes. En realidad, eran prejuicios, porque resulta que oigo mejor por el teléfono que en conversaciones de viva voz. En casa teníamos un teléfono principal y un supletorio... El monopolio entonces lo tenía Telefónica, alias Timofónica. Las facturas eran de abuso, porque hasta te cobraba los alquileres de los teléfonos, más un plus por llamada a móviles, más un importe por minutos hablados... Hasta me encontré con un empleado poco ético.

En una ocasión, les avise por una avería: funcionaba el teléfono principal, pero no el supletorio, ni el internet de mi ordenador.. Cuando llegó el bigotudo técnico, con pintas de sindicalista, y le explique lo que ocurría, dijo sin mas.
- Esos aparatos no son de mi empresa, y yo me marcho.
- Oíga, usted es un sinvergüenza -casi me come mi padre por llamarle sinvergüenza-. ¿Es que me va a dejar aquí tirado... sin revisar la línea para ver dónde se produce el corte?.
Me miró en silencio en mi silla de ruedas... y se dio cuenta, o eso creo, de haber metido la pata.
Revisó la línea... y resulta que la avería estaba en un pieza (una especie de distribuidor) propiedad de Telefónica... y lo cambió sin ningún costo, por supuesto.
Debiera haberme dado las gracias por llamarle sinvergüenza, porque a punto estuvo de quedar como un inútil cagón ante su empresa.

La llegada de la tecnología de los teléfonos móviles cambio el panorama de forma diametral. Hasta Telefónica cedió parte de su pastel monopolístico a otras empresas privadas de telefonía, y pasó a llamase Moviestar... Aún había lagunas con lo de la llamada cobertura. La gente para hablar por teléfono tenía que salir de casa y darse un paseo por los altos. Eso me decían mis ojos viendo a otros, puesto que en eso yo no tengo ninguna experiencia.

Mi familia me convenció para comprar un teléfono móvil. Yo salía fuera de la población a dar un paseo con mi silla de ruedas de baterías, y esgrimían lo de "así, si te pasa algo, llamas"... Y salí varios días con un teléfono móvil colgado del cinturón.. pero aquel jodido chisme me asustaba cuando sonaba, y me hacía perder el control de la silla... Pues llévalo apagado, me dijeron, y sólo lo enciendes para hablar... Sí, bien... pero, cuando quería hablar, no tenía batería. ¡A la puta mierda!.

Como más utilizaba la línea telefónica era para internet, pero había un problema grave: o voz, o internet... ambas cosas no funcionaban a la vez. O sea, mientras estaba en internet, el teléfono estaba como comunicando... Solución, contratar dos líneas, una para voz, y otra para datos digitales, puesto que mi familia se quejaba de tener la línea siempre ocupada. Lo cual no era un cambio físico, sino pagar más. ¡Paga y calla!. Pero... había otro problema grave:

El, problema mayor de uso digital era la línea lenta (más lenta que una tortuga al lado de una liebre). Y todos en internet tenían línea rápida (banda ancha), excepto los residentes en los pueblos rurales. Con la mejor intención cualquier usuario te reenvía un archivo pesado, y, bajando, se cortaba la luz eléctrica, y te montaba un bloqueo de muy señor mío... Moviestar allanó un terreno, donde las bodegas de San Millán, con la intención de instalar una torreta para facilitar la línea rápida. ¿Tú lo has visto? ¿Pero quién va a invertir un duro en estos pequeños pueblos? Si están interesados en su desaparición... ¡y problema resuelto!.

Contacté con una pequeña empresa, Iberbanda, que vía satélite, ofrecía banda ancha (línea rápida), y contraté con ellos mi línea digital. Y ahora que nadie me salga con tebeos y me hable de imposibles costosas inversiones. ¡Si esto lo hace una empresa de tres al cuarto, poniendo un pequeña antena en una ventana de tu casa!.

Más aún, alguien revisó la factura telefónica de voz (de mis padres) de Moviestar, y dijo que nos estaban timando. Y propuso que yo solicitara, a mi nombre, añadir esa línea a mi otra contratada con Iberbanda. Lo hice... ¡Magia y remagia: cambié por sólo un euro y medio más al mes, una factura de 80 euros mensuales! La pena es que Iberbanda ha cerrado este año... Ahora, no sé cómo están las cosas en Villanueva sobre si es posible contratar en el pueblo una banda ancha.

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Este artículo ha salido un poquito bronco. No podía ser de otro modo: El fenómeno de la despoblación rural nos duele en el alma a quienes nacimos en los pueblos. Y aún llevamos peor la charlatanería de los políticos sobre el tema. Da la impresión que están esperando a que el moribundo acabe de morirse... porque, una vez muerto, ya queda, paradójicamente, solucionado el problema.

En compensación a tal amargor, voy a enlazar con un PowerPoint de humor, alojado en SlideShare, de mi realización cuando hacía cosas de éstas. Su temática no guarda ninguna relación con la despoblación rural, sino con conversaciones telefónicas (puro humor)... Los PowerPoint son archivos de diapositivas. Éste tiene siete. Para cambiar de diapositiva, pinchar en la cabeza de flecha con vértice hacia la derecha de debajo de la pantallita.

Para acceder al PowerPoint, pinchar en: https://www.slideshare.net/MiguelCibrinDehesa/tu-mamiu-mami-nica

En mi mente esta preparar un edición escrita de este serial, con un número muy reducido de copias, hechas en casa con la impresora, y depositar dos en el Centro de Villanueva, para posibles lectores sin conexión a internet. Sin embargo, en copia escrita no funcionara el PowerPoint. Por ello, pego sus textos:

“Mami... única”:

- ¡Hola, hijo! ¿Cómo estás?.
- ¡Hola, mamá! ¡Bien! ¿Y tú cómo estás?.
- ¡Un poco fastidiada por el reúma!.
- ¡Sí! Es la humedad de Galicia. ¡En Sevilla hace un sol esplendido!.
- He oído que tienes novia, y te has ido a un piso a vivir con ella.
- ¡No, mamá! Rosa no es mi novia. Es una compañera de trabajo. Hemos alquilado un piso.
- ¿Puedo ir a vuestra casa de Sevilla este fin de semana?.
- ¡Bien, mamá! A condición de que no menciones nada a Rosa sobre noviazgo.

Y la señora fue el fin de semana a Sevilla. Y, como había prometido, no menciono lo de noviazgo. Aunque a punto estuvo de soltarlo cuando, al enseñarle el piso, le indicaron una habitación, como de su hijo, con cama matrimonial... y otra de Rosa, con cama simple.
Fue su hijo quien se percató de la reflexión mental de su madre, y cortó inmediatamente con un:
- Bueno, mamá, el piso es alquilado... y los muebles también han entrado en el contrato de alquiler.

Cuatro días más tarde, se producía otra conversación telefónica.

- Mamá, Rosa y yo, estamos disgustados. Nos ha desaparecido una cucharilla de plata del servicio de café. Yo no estoy diciendo que tú seas una ladrona, pero Rosa insiste que tú fuiste la última persona que utilizó la cucharilla que falta.
- Hijo, yo, como te prometí, no quiero hablar de noviazgo. Y tampoco estoy diciendo que Rosa y tú os acostéis juntos. ¡Pero, si Rosa se hubiera acostado en su cama, ya habría encontrado la cucharilla entre sus sábanas!.